Actores que transforman la comunidad
Por Juan Carr
Le rindo un enorme homenaje a los voluntarios del mundo y a los de la Argentina; a las voluntarias de María, a los hospitalarios, a los de Caritas, a los rotarios, a los Scouts y, por supuesto, a los de la Red Solidaria -300 en el país a los que se suman muchos colaboradores-. Son ejemplos de vida, transformadores de la comunidad. Nosotros empezamos a vislumbrar lo que llamamos una cultura solidaria, que es un proceso mediante el cual una comunidad presta atención a las necesidades de sus semejantes, reflexionó al respecto y se dispuso a transformar efectivamente la realidad de su prójimo necesitado.
Esta cultura solidaria tiene una ventaja comparada con la tradicional: abarca todos los sectores, las personas y las instituciones. Es decir, significa que cualquier individuo puede descubrir que es capaz de ayudar a su prójimo sin tener, necesariamente, que sumarse a una organización determinada ya que siempre hay, donde trabaja o donde vive, una persona que precisa ayuda.
Se trata de un mecanismo de acción para modificar la realidad de América y de la Argentina, donde 12 millones de habitantes pelean por subsistir, otros tantos luchan para sostenerse, personas que no dejan de ser voluntarios porque al estar ocupados en la sobrevivencia no pueden ir a otros lugares y donar su tiempo.
Un médico que gana 500 pesos en un hospital da muchas horas no rentadas; una maestra que busca vacunas para los chicos de un colegio no recibe dinero extra por hacerlo; un ama de casa no cobra. En realidad, todos lo hacen voluntariamente.
Prestar talento
También entendemos que ni los gobernantes ni los empresarios precisan rechazar el éxito por ser solidarios; los economistas, por ejemplo, pueden seguir ganando dinero y los políticos consiguiendo votos sin excluir de sus comportamientos las actitudes solidarias. Los profesionales de distintas áreas podrían prestar a la sociedad su talento para encontrar salidas para resolver problemas comunitarios.
Para la cultura solidaria es imprescindible la educación. Por eso abrimos la cátedra de Solidaridad en el Pedro Poveda, armamos la Red de Docentes para buscar juntos una pedagogía específica y comenzamos con el programa de liderazgo y solidaridad para los chicos de los últimos años del secundario quienes, como serán los padres, los políticos, los dirigentes, los hombres de negocios y los empleados del futuro, puedan trabajar aplicando, en cada una de sus actividades, principios que permitan mejorar la sociedad.
Hay una generación de jóvenes que quieren trabajar en la comunidad para mejorarla, preguntan y se preguntan cómo. Habría que crear métodos y sistemas que permitan cambiar la actual realidad social.
El autor es fundador de la Red Solidaria.
Fuente: Diario La Nación. 14 de enero de 2001
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